Sin duda, la aparición de los smartphones ha cambiado por completo la forma de comunicarnos con las personas en nuestro día a día; donde antes había llamadas, ahora hay WhatsApp’s, mails o mensajes de voz que nos permiten hacer otras cosas a la vez.
¿Y qué ha sido de los SMS o MMS y la emoción de la espera a que nos llegaran a nuestro móvil? Era la forma más cómoda de comunicarnos, rápida y no excesivamente cara. Pero con la llegada de internet al teléfono gracias a los smartphones y consecuentemente, el envío gratuito de mensajes, poco a poco fueron quedando atrás, haciéndonos menos pacientes y más necesitados de comunicación instantánea. Según la CNMC, los ingresos de las operadoras de telefonía móvil por SMS y multimedia (MMS) comenzaron a caer desde el cuarto trimestre de 2011 al cuarto de 2013 un 66,7% y un 48,3% respectivamente. Pero no se resignan a desaparecer definitivamente de nuestra vida.
Hoy en día, los SMS siguen llegando a nuestros smartphones, normalmente de parte de las empresas para comunicarnos algo. Y es que aunque nos hayamos acomodado a los WhatsApp’s u otros servicios de mensajería instantánea y su presencia en nuestra vida sea ya algo normal, es verdad que en ocasiones estamos tan saturados que decidimos descansar un poco de la app; o también porque siempre necesitamos una conexión a internet para poder recibirlos. Y ahí es donde entran en juego los mensajes de texto tradicionales: los SMS son abiertos un 98% de las veces, frente a un 22% en el caso de los correos electrónicos. Y además, es más seguro porque "no pasa por la red IP en ningún momento, sino por una red móvil privada de los operadores, por lo que es más difícil acceder a ella” como explica Aristóteles Cañero, Decano del Colegio de Ingenieros de Telecomunicaciones de Valencia.
Desde Quental hemos querido que Víctor Mollejo, Account Director para Vodafone, nos dé su opinión acerca de este hecho:
“El SMS hace tener una sensación de comunicación más personalizada entre emisor y receptor, además de obligar a ser claro, concreto y conciso, lo que permite al receptor una lectura rápida. Se ha convertido en una herramienta de verificación y aval, usándose para poner el “sello” al mensaje que se envía, y empieza a instalarse la percepción de que un SMS debe utilizarse para comprobar, verificar, notificar, informar. Ha sabido sobrevivir al resto de opciones de mensajería con la esencia de su creación Short Message System. Y aunque nadie cuestiona quitar las llamadas (al igual que nadie cuestiona quitar los SMS), la aparición de nuevos servicios ha reducido el uso irracional y a la vez, han definido de forma sólida el espacio que ha de ocupar el SMS en la comunicación. Además su uso viene avalado por la participación en concursos o temas publicitarios en televisión y radio, donde el SMS es la herramienta principal para participar en encuestas y/o concursos, a un precio cercano de 1 €. Esto le convierte en una herramienta ágil en la toma de medidas sociológicas.”